Una lección el día de ahora sobre la preocupación de los extraños. Ahora vine una vez más como tantas veces a mi lugar favorito, la Breakwall, aquí en Oswego, seguido vengo a caminar aquí y muchas veces solo a pasar el rato, en los últimos días, a cantar ante la grandeza del lago Ontario. Ahora fue un día de viento, así que no es muy recomendable andar en la Breakwall, de hecho, las olas hacen que sea peligroso ir todo el camino hasta el faro. Así que sólo anduve en la parte de al principio. Estaba muy feliz cantando y me llegó la policía costera, para que me retirara, al parecer hubo gente que se preocupo de que anduvieramos algunos por ahí y los llamó. Ni modo, en realidad no había nada de peligro, yo vengo muy seguido y me queda claro cuando hay peligro, pero pues la santa preocupación de alguien me hizo interrumpir mi tarde mágica. En fin. En realidad soy fan del preocuparse por otros, a veces esta preocupación es totalmente desproporcionada a la situación y causa más problemas, cómo en tantos casos de abuso policial producto de llamadas exageradas. En mi caso, pues ni uno, ni lo otro, sólo un ligero inconveniente.